Esta semana leyendo un capítulo del libro de Chris Dede (2.000), Aprendiendo con tecnología, me enredé con una frase leída con la cual intentaba frenéticamente desprenderme, pero la muy rebelde se empeñaba en asirse cada vez más: “La imagen de los alumnos utilizando continuamente las máquinas mientras los docentes se pasean entre ellos para ayudar a los que tienen dificultades es un modelo erróneo del aula del futuro.”
La imagen de esos alumnos se me apareció de repente. Podía verlos. Podía escuchar el bullicio. Podía seguir a ese docente encorvándose frente a las computadoras para ayudar a mostrar lo que algunos grupos no habían podido ver. En realidad… me veía a mí misma. Y quedé perpleja.
Yo, que estaba orgullosa de mi encomiable seguimiento de la tarea, por supuesto relacionada con lo que el docente llevaba a cabo en sus aulas, y en un salón específicamente preparado, con computadoras prolijamente alineadas…
Releo nuevamente el final de la frase (tal vez insinuando alguna lectura equívoca de mi parte): “… es un modelo erróneo del aula del futuro.” Y si… no me queda más que aceptar que de ahora en más tendré que tomarme tiempo para pensar cuál es el aula del futuro que realmente queremos, o mejor aún, que nuestros alumnos merecen.
Enfrascada en mi lectura, que dicho sea de paso, no lograba desprenderse de mí, comenzaron a rodearme imágenes mentales de salas de computación que podrían compararse con la siguiente ilustración:

Probablemente algún maestro podría acercarse a brindar su colaboración, que para eso es el docente….
Y las palabras me siguen picando como tábanos. Me traspasan la piel.
¿Me equivoqué todos estos años? ¿No pensé que el futuro estaba tan cerca que casi podíamos emparentarlo con el presente? “La nueva generación no es la «generación de hoy», sino la «generación que aún no es» decía Scott LASH (2.005) en Crítica de la información.
Calmé mi congoja cuando la lectura de una de las publicaciones del Proyecto INTEGRA se convirtió en mi bálsamo al mencionar textualmente: “Cuando un periodista le preguntó a Thomas Edison cómo se sentía al haber fracasado 25.000 veces en el esfuerzo de crear una batería acumuladora, la respuesta fue: “No sé por qué les llama fracasos. Hoy conozco 25.000 maneras de no hacer una batería. ¿Cuántas conoce Ud.?”
Hoy sé lo que no nos conduce a un aula del futuro.
Sé que el impacto de la tecnología sobre el aprendizaje no puede abordarse analizando la tecnología de forma aislada. Debiéramos analizar cómo se integra la tecnología en los grupos y contextos educativos reales; cómo los recursos tecnológicos son interpretados y adaptados por los usuarios; cómo relacionar mejor las potencialidades de la tecnología con las necesidades y procesos de aprendizaje; cómo los cambios tecnológicos afectan e influyen en la innovación de otras dimensiones del proceso educativo tales como la evaluación, la gestión, la comunicación o el desarrollo del currículum. “Innovar es una manera de aprender profesionalmente” se refiere en la misma publicación.
Las instituciones debieran analizar su posición con respecto a la integración de las nuevas tecnologías en su contexto educativo. La elección de un proyecto institucional incluyendo TIC es una buena manera de gestar un cambio. Es importante incluir a los directivos como habilitadores de las TIC y gestores del cambio, tal como María Teresa Lugo y Valeria Kelly (2008) se encargan de aclarar en La gestión de las TIC en las escuelas: el desafío de gestionar la innovación.
Es cierto que muchas veces nos sentimos aislados, y como dijera Chris Dede, obligados a realizar una tarea difícil sin contar con recursos adecuados.

Margarita Poggi redacta que las innovaciones en educación implican cambios estructurales no solamente a nivel micro (las escuelas, el aula), sino también a nivel macro (los sistemas educativos).
Y a su vez Nicholas C. Burbules se pregunta si cambiarán las escuelas de la manera en que se les pide, a la luz de los nuevos desafíos y oportunidades, y de estos nuevos riesgos y promesas emergentes? El cambio no está ligado exclusivamente a las posibilidades tecnológicas, sino, sobre todo, empezar a romper con la resistencia a renunciar a costumbres conocidas y cómodas.
Nuestros chicos se lo merecen.

BIBLIOGRAFÍA:
- Dede, Chris (comp.) (2000) Aprendiendo con tecnología. Buenos Aires. Paidós
- Extracto de Lugo, MaríaTeresa y Valeria Kelly (2008): “La gestión de las TIC en las escuelas: el desafío de gestionar la innovación”. En UNICEF – IIPE
- UNESCO (2008): Las TIC. Del aula a la agenda política. Buenos Aires.
- LASH, Scott. Crítica de la información. Buenos Aires, Amorrortu, 2005. Caps. 2 y 14
- UNICEF – IIPEUNESCO (2008): Las TIC. Del aula a la agenda política. Buenos Aires."Las TIC: del aula a la agenda política" Co-publicación con UNICEF. 2008